DECÁLOGO DE ESCRITORES ANÓNIMOS
I. Ambiciona la inmortalidad como el aire que respiras, aún a
sabiendas que la muerte por asfixia es tu destino natural.
II. Crece hasta recuperar tu infancia
III. Permítete derramar en papel todos los recuerdos de los que no
tengas seguro su veracidad.
IV. Exprime de tu imaginación el significado de tus propias
historias inconclusas.
V. No vayas a dormir sin preguntarte sobre los acontecimientos
insólitos que te aguardan el día siguiente.
VI. Si no portas papel ni lápiz en tus bolsillos domestica la
vocación efímera y el olvido de las ideas haciendo analogías con
los episodios extravagantes de tu propia vida, la memoria hará el
resto cuando aterrices en casa.
VII. Convencido interioriza que, más allá de toda intuición, la
única verdad sobre la presencia humana en el mundo se reduce a
nuestra condición de seres pasajeros. Nuestro tránsito episódico
solo deja tras sí tormentas de arena, cualquier esperanza de
trascender el futuro está consagrada al fracaso.
VIII. La sangre de tus ancestros impregnan tu mente, no podrás
eludir tu origen ni tu historia, aunque ignores sus detalles, también
te está vedado sacudir del tuétano de tus huesos el legado de las
generaciones anteriores. No pierdas el tiempo ni te desveles tratando
de parir una idea original, ir a contracorriente de la historia solo
te retornará al mismo sitio de dónde saliste.
IX.
La autenticidad del estilo reposa en una impostura, es decir, en el
hábito falsario de pretenderse ajeno a sí mismo y el deseo
encubierto de deslastrarse de la inclinación autobiográfica de toda
escritura.
X.
Suicida de raíz el amor al hermetismo y la tentación de encontrar
placer en sentirte incomprendido. Una historia sin desenlace sólo
alimentará el odio y la indiferencia de tus lectores