pathos

Cualquier padecimiento, sin distingo, cualquiera sea su gravedad, naturaleza  o manifestación sintomática, genera alrededor cuotas equivalentes de aversión y cautela. Ya sean males de secuelas visibles, o  bien, dolencias imaginarias de achaques de fragua aprendida, todas las enfermedades resultan contagiosas a ojos de los sanos. Cualquier deterioro de cuerpo o mente trae consigo el distanciamiento y guardia en alto del resto de los mortales. Esa lejanía marcada de tus congéneres confiere el inexorable carácter de pestilencia hasta a la más mínima alteración de la salud. Puede expresarse ella en insana condescendencia, indiferencia absoluta o reservas permanentes hacia los requiebros agónicos de tu organismo.

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