Vecino atemporal

El aburrimiento lo habituó a redactar notas suicidas con el trivial esmero de un trapecista. Ese vértigo sereno era alimentado por la falta de motivos fatales para despreciar la vida, era su equivalente a la presencia impretérrita de la red elástica rayana al piso. Sin embargo, en la vida siempre todo se agota con puntualidad. Esa condición efímera aplica a todo cuanto existe, mas no deja de causar sorpresa que incluso abarque algo tan perseverante como la fatalidad (...)

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