La sensación de no tener cabida en el mundo futuro o nacer con la convicción de carecer de alguno se asemeja a la intuición del cautivo cuando sus captores le entregan la pala para que cave su propia tumba.
Philip K. Dick fue el primero en analogar la condición de los robots a la naturaleza de los pacientes desahuciados por los alienistas. Ese "achatamiento del afecto" de los enfermos mentales se aproxima a los androides en su escasa empatía con las emociones ajenas. El mundo de sombras y ánimos empozados de los esquizoides otorgan a las insensibles mareas positrónicas el valor de metáfora diáfana de algunos espíritus incomprendidos.
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