El verde estático
de las estatuas
corrompe
corroe
vicia
el metal, el suelo y
sus sombras
tu historia yace
desconocida
incrustada bajo
capas de mugre abandonada
A solas, la orilla
de la playa
aguarda
aguarda
ajena a sus heridas pasajeras
presiente
cada huella
desdibujada por la vecindad de un martes
que olvida agobiada
la longevidad
siempre presente en
los remordimientos del lunes
la memoria
no consiente otro
extravío
la inocencia de
haber nacido
sin temor al mañana
Ignorante del
Futuro, de sus decadencias, de sus ruinas.